20 de marzo de 2015

La Respiración Yóguica Completa

Por carlota elena guerrero
“Vivir es respirar y respirar es vivir”
La respiración es el gran generador vital.  Es posible abstenerse de alimento sólido durante semanas y de líquidos durante días, pero privados de aire falleceríamos en unos pocos minutos.
Sin oxígeno no hay vida. Nuestras células dependen de la sangre para su oxigenación. Si por las arterias circula sangre pobre en oxígeno, la vitalidad de cada una de las células será pobre.
Procuremos respirar aire limpio siempre que podamos. Evitemos los lugares con humo. Durmamos siempre con la ventana entreabierta para que el aire se renueve.
Es importante aprender a relajar los músculos torácicos y abdominales para conseguir respirar mejor y sin obstáculos generados por las tensiones.
Una buena respiración comienza siempre con una exhalación completa que permita vaciar todo el aire viciado de los pulmones. Sólo con los pulmones vacíos podremos recibir aire nuevo, lleno de oxígeno.

Efectos de la Respiración Yóguica Completa
Esta respiración, además de relajar constituye uno de los motores más activos de la circulación. Los movimientos de pistón del diafragma llenan la base de los pulmones, los que aspiran así sangre venosa en abundancia, consiguiéndose una mejoría notable de la circulación general.
Los movimientos de vaivén del diafragma producen además un masaje muy eficaz de los órganos abdominales.
El hígado se descongestiona y la vesícula evacua la bilis en el momento oportuno. La mejor circulación en el hígado y la estimulación de la vesícula previenen la formación de cálculos. El bazo, el estómago, el páncreas y todo el tubo digestivo son masajeados y tonificados.
Su acción descongestionante del plexo solar, el plexo de la ansiedad, convierte a la respiración yóguica completa en un poderoso ejercicio calmante y tranquilizante.

He aquí los beneficios que Swami Shivananda, un Maestro Yoga de la India atribuye a la práctica asidua de la Respiración Yóguica:
“El cuerpo se vuelve fuerte y sano, el exceso de grasa desaparece, el rostro resplandece, los ojos centellean y un encanto particular se desprende de toda la personalidad. La voz se vuelve dulce y melodiosa. La digestión se hace con facilidad. Todo el cuerpo se purifica, el espíritu se concentra fácilmente. La práctica constante despierta las fuerzas espirituales latentes, trae la dicha y la paz”.

La Técnica
Se puede practicar acostado boca arriba o sentado en la posición de loto o medio loto.
* Vacía a fondo los pulmones. 
* Deja entrar aire lentamente en los pulmones a medida que permites el descenso del diafragma. Cuando el abdomen esté  hinchado y la parte baja de los pulmones llena de aire… 
* Continúa inhalando esta vez permitiendo que el aire llene la parte media de los pulmones expandiendo el tórax, separando las costillas pero sin forzar…
* Termina de llenar la parte más alta de los pulmones levantando las clavículas.
Durante toda la inspiración el aire debe entrar progresivamente sin sacudidas, en flujo continuo. No debe hacerse ningún ruido al respirar. Es esencial respirar silenciosamente. La respiración ideal debe ser: PROFUNDA, LENTA, SILENCIOSA Y CÓMODA.
Es muy importante que todo tu espíritu esté concentrado enteramente en el acto respiratorio.
Cuando hayas llenado los pulmones por completo pero de una forma cómoda, no como un globo a punto de estallar, espira en el orden de la inspiración: primero el abdomen, segundo el tórax, tercero las clavículas.
Se puede practicar tanto como uno quiera y en cualquier momento.

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